Sunday, December 10, 2006

Qe sea nuestro último compás dándonos aliento.
Qe los nervios no se arrastren hacia tus pies, no los dejes subir por tus piernas tiernas y detenlos en tus hombros protegidos por los míos. Los recuerdos llegarán coquetos a tu mente: cuando paseábamos con nuestros cuerpos pegados por el pegajoso dulce del amor; cuando tus dedos finos formaban hermosos lazos con los míos escuálidos; cuando tus labios tibios encendían hogueras en los míos llanos. Déjate llevar por el sonido retumbante de los parlantes en este salón cubierto de inocuas sombras, que las vibraciones solemnes lleven tu cuerpo a disfrutar al máximo los últimos segundos qe nos qeda de vida sosa.
Gloriosos hemos sido al decidir nuestro destino, pues no nos deparará la condena a vivir respirando los 60 ó 70 años de vida qe nos qedan en este mundo corrohido, sino hemos tomado la opción de vagar eternamente, sosteniendo las arras qe robé del altar sagrado, recorriendo de la mano todo lugar donde nos podamos amar.
No soy tan tonto, sé qe las campanas qe señalan la hora en qe tomaremos la muerte como fulana saciadora te trastornan el pensamiento tranqilo, entonces te darás cuenta de qe hemos burlado a la vida cuando caigas somnoliento en mis brazos sedientos de tí. Tan sólo te digo ahora qe bailes hasta jadear, qe analices siete veces los pasos qe damos, qe serán los últimos pesados.
Las maratones mentales han comenzado y siento el pulso de las doces campanadas en mi corazón insondable entre tanta mierda. Un, dos, tres i cuatro sonidos fuertes azotan mis sesos desesperados y sostengo tus brazos sobre mi pecho y te susurro al oído lo tanto qe te amo. Cinco, seis, siete, ocho i nueve más calan las válvulas i ventrículos varios de mi corazón y acaricio tu costado para decirte a los ojos qe eres el cruzado qe salvo mi ciudad santa de las manos heréticas.
Diez, once i doce quejidos de las manillas del reloj me obligan a tomar tu cuerpo anhelado i posarlo en el lecho rodeado de calas qe te he preparado. No hai una treceava oportunidad, i cierro los ojos para luego caer como granizo al lado tuyo, escuchando tu respiración insensible, escuchando mis confesiones sordas, recordando los últimos pasos de baile, esperando ansioso escribir con pluma eterna nuestra estadía en los lugares qe amamos.









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Tu est tout le monde pour moi. Tu est mon soleil pendant les jours nuageux. Tu est mon prince, souverain de mon empire.

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